Una nueva generación de satélites y globos aerostáticos para monitorizar el mediambiente.
Satélites como Sentinel, llevan años cambiando la forma en que se gestionan los cultivos y las masas forestales. Sin embargo, nuevos equipos y técnicas están revolucionando también nuestra comprensión de la fauna y los océanos.
Estas tecnologías, desde globos aerostáticos hasta tecnologías de etiquetado y transmisión de información vía satélite, están facilitando indudablemente la vida a biólogos y científicos. Esto es muy valioso sobre todo en una época de grandes cambios que se suman al calentamiento global.
Las anteriores tecnologías ayudan especialmente en 3 aspectos esenciales: la subida del mar, el seguimiento de especies marinas y de animales terrestres gracias a la IA.
Respecto la subida del mar, el satélite Sentinel-6 es una excelente noticia para los investigadores. Con una curiosa forma de “caseta de perro”, el nuevo satélite ya está proporcionando información acerca de estas variaciones a escala planetaria. Esto es tan importante debido a la subida del nivel delos océanos causada por el cambio climático. La anterior generación de satélites ya había registrado una subida anual de 3 mm anual, este nuevo permite llevar un seguimiento más detallado a través de un complejo sistema.
Sobre el seguimiento de especies marinas, la monitorización de animales subacuáticos presenta diversos retos. Principalmente, muchas de estas especies se mueven a grandes profundidades en alta mar, muy difíciles de alcanzar. Como solución, se ha desarrollado un dispositivo de etiquetado eyectable que cuenta con acelerómetros y termómetros. Así, se puede comprobar la profundidad y velocidad de nado, así como la temperatura del agua durante un periodo de hasta tres meses. Una vez que el dispositivo ha cumplido su cometido, se desprende del animal y sube a la superficie, donde transmite toda la información vía satélite. Los investigadores apuntan a que estos datos serán fundamentales para analizar los cambios en el comportamiento de las especies a causa del calentamiento global.
Y finalmente, hablando sobre el seguimiento de animales gracias a la IA, los mares no son la única área de trabajo de estas tecnologías de teledetección, uno de los proyectos más prometedores es la utilización de globos aerostáticos. Su uso es habitual en previsiones meteorológicas, pero presentan el problema de que están a expensas de la dirección del viento. Tal cosa dificulta su uso en el estudio de zonas específicas. Por suerte, las tecnologías de inteligencia artificial y aprendizaje de máquinas están contribuyendo a resolver el problema. El proyecto Loon, centrado en proporcionar Internet a zonas sin cobertura gracias a una red de globos aerostáticos de superpresión está integrando IA en sus aparatos. Gracias a ella, los globos ascienden o descienden de forma autónoma computando la velocidad del viento a diversas alturas, lo que les permite volver a su posición inicial. El dispositivo, alimentado por medio de energía solar, utiliza un histórico de datos sobre dirección y fuerza del viento y aprende gradualmente a encontrar su altura óptima.
En conclusión, es un gran avance para la tecnología y en caso de éxito en los proyectos podrían llegar a ser uno de los avances más importantes respecto al cambio climático.
Y, en mi opinión, este proyecto va a triunfar de una manera espectacular debido a sus grandes funciones, que a parte de facilitar la vida de biólogos y científicos, nos facilitará indudablemente la vida a todos.
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